Nada nos une.
Fantaseamos futuros diferentes y nuestros sueños se rompen por opuestos terrores.
Distintos y distantes.
Despertamos, cada mañana, con idéntica pasión. Nos empuja la misma locura por colocar un punto en el espacio, el arrebato de la tercera dimensión, el empeño por descubrir como la luz hace vibrar una curva ubicada en el aire antes vacío.
Vivimos envueltos en formas, rodeados de volúmenes, nos movemos entre líneas y planos que se doblan. Y nos escondemos en vacíos.
Imaginamos, inventamos, creamos nuevas realidades. Nos esforzamos congelando el movimiento, materializando ideas, solidificando, imprimiendo sentimientos, buscando descubrir el sólido capaz de responder a tantos interrogantes, la imagen perfecta.
Siempre.
Toda la vida.
302 años de anhelos persiguiendo la belleza, caminando junto al que hace guiños a las sombras y juega con la luz para atrapar la atmósfera con sus manos.
Todo esto nos ata.

Álvarez Ilzarbe
Andrés Lasanta