NUEVO CAS CURT

Se ha inaugurado la rehabilitación y adecuación del centro sociocultural de Can Curt, en el pueblo de Sant Agustí.


El proyecto de rehabilitación, el último pendiente de finalizar de los financiados a través de los Fondos Estatales de Inversión Local, ha sido elaborado por el reputado arquitecto ibicenco Salvador Roig, director, a su vez, de las obras.

Las modificaciones efectuadas atañen, en general, a la reorganización y distribución interior del edificio, siendo introducidas tanto por el mejor conocimiento constructivo que ahora se tiene, como para conseguir un óptimo desarrollo de las funciones a que será destinado el complejo. Por ello, el nuevo Can Curt, en sus casi 540 m2 de superficie total construida, además de la cafetería, seguirá albergando a la asociación de vecinos, a la de mayores, al grupo folclórico y al Centre Cultural Es Vedrà; contando, asimismo, en su perímetro delimitado por paredes de piedra, con un jardín hermoseado con naranjos, albaricoqueros, limoneros y granados, así como una sala de exposiciones en lo que fueron los corrales de la casa.

Can Curt supone el clásico ejemplo de antiguo “casament” ibicenco, compuesto normalmente por un conjunto de habitaciones y dependencias integradoras de la tradicional casa payesa. En los años ochenta sus antiguos propietarios lo vendieron, siendo la edificación sometida a un proceso de renovación que supuso la variación de la configuración original de la casa, además de la introducción en su fábrica de nuevos materiales. Posteriormente el Ajuntament de Sant Josep adquirió el inmueble, para, en el año 2000, realizar a su vez nuevos trabajos de reforma encaminados a la conversión del edificio en “casal de güelus”, según proyecto básico y de ejecución del arquitecto Pere Pons. 

El conjunto arquitectónico de Can Curt está dominado por el BIC consistente en una torre de defensa cilíndrica de paramento de espina de pez, probablemente del siglo XVI, cuyos muros están realizados en mampostería ordinaria tomada con mortero de cal y arena de considerable grosor, a la cual se accede desde la propia casa. Adosado, se halla el antiguo “casament” de Can Berri, cuya familia rivalizó hacia 1791 con la de Can Curt, todo para poder contener dentro de su propiedad la iglesia parroquial de Sant Agustí, que por entonces se proyectaba construir. Finalmente, el obispo Eustaquio Azara  eligió el emplazamiento actual del templo, ordenando que su fachada principal se orientase hacia el norte, para así mirar hacia ambas casas antagonistas, contraviniendo la costumbre ibicenca de enfocar el hastial noble de las iglesias hacia el sur.

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