En la isla se va extendiendo esta tradición potenciada en gran parte por el cine, a través de las fiestas de noche de terror, de las brujas y de los fantasmas en diferentes locales, con disfraces más o menos terroríficos. Diversas tradiciones se unen, se mezclan y se influyen mutuamente en este final de octubre donde se retorna al paganismo.

Según ha podido averiguar ibiza-secrets, la celebración del Halloween se inició con los druidas celtas, sacerdotes paganos adoradores de los árboles, especialmente del roble. Ellos creían en la inmortalidad del alma, la cual se introducía en otro individuo al abandonar el cuerpo, pero el 31 de octubre volvía a su antiguo hogar a pedir comida a sus moradores, quienes estaban obligados a hacer provisión para ella.

La coincidencia cronológica de la fiesta pagana con la fiesta cristiana de Todos los Santos y la de los difuntos, el 1 y 2 de noviembre, hizo que se mezclara.  En la cultura anglosajona los niños se disfrazan y van de casa en casa con una vela introducida en una calabaza vaciada en la que se hacen incisiones para formar una calavera. Cuando se abre la puerta gritan: “trick or treat” (broma o regalo) para indicar que gastarán una broma a quien no les de golosinas o dinero.

Una antigua leyenda irlandesa narra que la calabaza iluminada sería la cara de un tal Jack O’Lantern que, en la noche de Todos los Santos, invitó al diablo a beber en su casa, fingiéndose un buen cristiano. Como era un hombre disoluto, acabó en el infierno.

Para la religión cristiana la fiesta de Todos los Fieles Difuntos fue instituido por San Odilón, monje benedictino y quinto Abad de Cluny en Francia el 31 de octubre del año 998. Al cumplirse el milenario de esta festividad, el Papa Juan Pablo II recordó que “San Odilón deseó exhortar a sus monjes a rezar de modo especial por los difuntos. A partir del Abad de Cluny comenzó a extenderse la costumbre de interceder solemnemente por los difuntos, y llegó a convertirse en lo que San Odilón llamó la Fiesta de los Muertos, práctica todavía hoy en vigor en la Iglesia universal”.

En España perdura esta costumbre sacrosanta que se ha introducido en los hábitos culturales y se representa en esta fecha alguna obra de teatro ligada al mito de Don Juan Tenorio. Fue precisamente este personaje, “el burlador de Sevilla o el convidado de piedra”, creado por el fraile mercedario y dramaturgo español Tirso de Molina, el que se atrevió a ir al cementerio, en esta noche, a conjurar las almas de quienes habían sido víctimas de su espada o de su posesividad egoísta.

En Ibiza, el día de Todos los Santos se visitan los cementerios, se arreglan las tumbas con flores, se recuerda a los familiares difuntos y se reza por ellos; en las casas se consumen dulces especiales, confeccionados para la ocasión, como los buñuelos, los panellets o los rosarios de fruta confitada para los más pequeños.