Al igual que el organismo responde frente a situaciones de tensión prolongada con estados de fatiga, ansiedad o alteraciones del ritmo cardíaco, la piel hace lo propio mediante irritaciones, sequedad o picor. El estrés, enfermedad muy común en nuestros tiempos, es uno de los factores que pasan factura a los tejidos cutáneos.

A lo largo de los años, se ha estudiado la consecuencia de esta patología sobre la célula y se ha comprobado que existen dos tipos de respuestas; una química, que promueve la movilización de adrenalina, y la otra biológica, que estimula el sistema neuro-vegetativo, ayudando a controlar las funciones vitales del cuerpo.

A continuación daré unos consejos útiles para que ustedes mismos puedan  preparar un ritual de “Relajación Vital”:
Debemos preparar la piel, puliéndola como si fuera una joya, a imagen de las estatuas de mármol. Se utiliza un exfoliante dulce-salado, compuesto por azúcar moreno, sal aceites esenciales del Mediterráneo, alga Qi-marine y Loto Sagrado, que se extiende por todo el cuerpo con un suave masaje sensorial. De esta forma eliminaremos la capa de toxinas que se depositan en la células durante le periodo de estrés.
Luego de este paso, aclaramos el cuerpo, solo con agua si jabón…

… Y prepararemos el Baño Lácteo:
En Egipto, país de la eternidad, donde la reina Cleopatra  se bañaba en leche de burra, nosotros reproducimos un poco ese ritual tan bello:

Encendemos unas velas de aromaterapia, y una música de relajación adecuada, llenamos la bañera con agua caliente a unos 37ºC, se vierten unos polvos de leche. Luego de estar unos 25 a 30 minutos sumergido  al salir los resultados se notan dentro y fuera del cuerpo, ya que conseguimos una relajación mental y corporal absoluta.

 
Para culminar este  Ritual de Relajación Vital, se aplica una leche corporal hidratante.

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